Planificamos el viaje, desde mayo, ya que eran las vacaciones importantes del año.
Mirando los días que nos hacían falta para recorrer toda la isla, vimos que por lo menos eran necesarios 10 días, para no quedarnos sin ver el norte. He de comentar, que acertamos de pleno en la duración del viaje, ya que con menos no hubiese sido posible, aunque seguro que con alguno más hubiésemos ido más relajados y alguna cosita se nos quedó en el tintero seguro, pero creo que nada importante.
Una vez que cerramos los vuelos, con Ryanair desde Santander-Dublín, estudiamos la ruta a realizar.
Nos quedamos los dos primeros días en Dublín, en casa de una amiga, y posteriormente alquilamos un coche de alquiler para 8 días y recorrimos la isla en el sentido de las agujas del reloj y durmiendo en B&B, totalmente recomendable la experiencia, ya que la gente local es encantadora.
Vamos con el viaje. Imprescindible meter en la maleta un chubasquero, porque como bien nos comentaron, en el mismo día suele salir el sol, llover y hasta nevar o granizar, así que un tiempo un poco loco, pero es por lo que esta todo tan verde.
Ya desde el avión divisamos la inmediaciones de Dublín
Salimos del aeropuerto con todas las ganas del mundo
Lo primero que hicimos fue dirigirnos al apartamento de "prestado" a dejar las maletas
Para después y sin perder tiempo, dirigirnos al sur del río Liffey
Una vez allí, entramos en la Kilmainham Gaol, o lo que es lo mismo, la cárcel donde los presos políticos irlandeses, estaban encerrados, antes de su independencia de los ingleses
Aquí la nave de ampliación del una de las alas de la prisión, famosa por ser la prisión donde se rodó "En el nombre del padre" protagonizada por Daniel Day Lewis
Esto es lo que se divisaba de alguna de las celdas
Esto es una escultura que hay al exterior de la prisión, enfrente de la puerta de entrada (no os voy a mentir, no tengo ni idea de lo que simboliza, pero estaba elegante)
Y como no puede ser de otra manera en Irlanda, nos fuimos directos a la Guinness Storehouse, haber como se realiza la magnifica cerveza irlandesa, además fuimos andando, ya que estaba apenas a unos 5-10 minutos de la prisión
Aquí en la puerta de entrada
Subiendo hacia el interior de la barrica, que quien haya estado comprenderá porque lo digo
Ante la multitud de formatos que ha tenido la botella de Guinness
Comprobando uno de los materiales imprescindibles, la cebada que posteriormente la tuestan, según ellos de manera única.
Te dan con la entrada unos cascos para ir escuchando la explicación de la elaboración de la cerveza, siempre siguiendo unas señales, que te indican el camino.
Y como comprobáis por el atuendo, paraguas siempre unida a nuestra estancia en Irlanda, nunca sabes cuando lo vas a necesitar
Otro elemento fundamental, el agua, eso si cayendo en cascada
Una foto en la que nos vemos duplicados, triplicados y mucho más, hasta uno se cansa de si mismo
Cerrando las compuertas, así que si algún día hay escasez de Guinness, ya sabéis a quien echar la culpa
Aquí en el mirador superior de la fábrica, desde donde se pueden divisar unas estupendas vistas de la ciudad
Y como no disfrutando de una Guinness y su espumoso bigotillo
Después de tomarnos nuestra primera pinta de Guinness en Irlanda, que no la última, nos dimos un paseo por la zona sur del Liffey, donde vemos la Christ Church Cathedral, aunque solo por fuera y toda la zona del Temple
Aquí intentando poner orden a la chavalería, que se pone revoltosa
Como no, foto en el emblemático bar
Donde después quedamos para tomar unas pintas, con nuestros anfitriones, la Tati y Ventura
Y disfrutamos como locos, con la música irlandesa en directo
Y al día siguiente, después de un merecido descanso, nos vamos a visitar el resto de la ciudad que nos queda por ver
Empezamos por la zona O´Connell, un revolucionario en favor de la independencia, que como se muestra en esta imagen parece que fue un gran orador y agitador de masas. Detrás de él, el obelisco levantado conmemorando el nuevo milenio, llamado monumento a la Luz, un cono de acero inoxidable de 150 metros de altura, cuya punta se ilumina por la noche
Paseando nos vamos otra vez, como el día anterior al sur del río, que es donde más vida hay, y llegamos hasta el Dublín Castle, donde aparecemos como santos
Vemos toda la zona interior, donde se ven las torres defensivas de lo que en su día fue el castillo y hoy parece una zona diplomática y política
En la misma plaza del castillo, había esculturas de arena, como si de una playa se tratará
Posteriormente, nos dirigimos hacía la iglesia más famosa de Dublín, a la que da nombre el patrón de la misma, Sant Patrick´s Cathedral, y tocamos las campanas, que se enteren que hemos llegado
Unas fotos del interior de la catedral
Esto era curioso, para un español por lo menos, en cada sitio había un cojín grabado con el escudo de la familia para sentarse o arrodillarse durante la misa
De camino al parque St. Stephen´s Green, vemos estas curiosas esculturas
Desde allí, nos vamos al parque de St Stephen's Green, el parque más famoso de Dublín. Mucho más pequeño que Phoenix Park, pero también más céntrico y más coqueto. Aquí nos paseamos y descansamos un rato, viendo cisnes, patos y demás fauna
Incluso tuvimos un rato para tirarnos al césped y descansar a gusto, con uno de los ratos de sol que nos brindó la ciudad
Al comienzo de la comercial Grafton Street, nos encontramos con la estatua de Molly Malone. Es un personaje ficticio (aunque dicen que existió de verdad), protagonista de una de las canciones más conocidas del folclore irlandés. En ella se cuenta su historia, la de una mujer que trabajaba como pescadera de día y dama de compañía de noche
A un paso, el Trinity College, que es posiblemente, la universidad más famosa y con más tradición de Irlanda. Nos dimos una vuelta entre sus edificios, en un ambiente de paz, calma y tranquilidad
Aquí vimos también la famosa biblioteca que alberga el códice del llamado Libro de Kells, que data del año 800, y la biblioteca la verdad es que es realmente impresionante
Lamento un poco el enfoque, pero es que esta prohibido sacar fotos en su interior, lo que pasa es que soy un poco pirata
Pasamos el río Liffey, por el conocido puente del medio penique (ha´penny bridge), que debe su nombre a que en el pasado para cruzar el puente tenías que pagar el correspondiente medio penique para pasar a la otra orilla, afortunadamente nosotros no lo tuvimos que pagar y lo utilizamos para irnos a almorzar
Almorzamos un café y un té con un delicioso muffin, en la cafetería de un centro comercial de la zona peatonal de compras, eso sí suspendidos sobre el vacío, pero que nos supo a gloria
De aquí, nos fuimos paseando por toda la orilla del río, divisando en las orillas, las antiguas aduanas, puertos, hasta que llegamos a la nueva zona administrativa y de negocios de la ciudad, con todos edificios nuevos y acristalados, con un puente nuevo, estilo Calatrava, que era móvil, para dejar pasar los barcos
Había barcos de otros tiempos
La verdad que el paseo por esta zona fue realmente agradable, aunque al final un poco cansados de tanto patear
Aquí, ayudando a este pobre hombre a subir el ancla, que el solo no pudo, y conmigo al final y trás mucho intentarlo tampoco
Después de la paliza de todo el día, nos fuimos hasta Phoenix Park, el parque metropolitano más grande de toda Europa, donde hay ciervos, corzos, ardillas y demás fauna. Al llegar alquilamos una bicicleta, pero debido que llegamos tarde, solo pudimos disfrutar de ella media hora, pero gentilmente no nos cobraron nada, eso si nos tocó pedalear como locos
Aquí en un rinconcito del enorme parque, y María que se quiere esconder
Tras el breve paseo por el parque, nos encontramos con las típicas puertas de colores
Y como no, para que no se te olvide tomarte unas pintas, Guinness publicitándose por todos los rincones de la ciudad
Ya en la zona centro, nos vemos con James Joyce, para dialogar un poco
Al final, después de estar todo el día recorriendo la ciudad, quedamos con los amigos y nos llevan a cenar a un restaurante japonés, que para ambos era nuestra primera experiencia y al final fue totalmente gratificante, muy recomendable, si te asesoran un poco
Al día siguiente, comienza nuestro verdadero viaje, ya que abandonamos a las amistades y nos enfrentamos al mundo maravillo irlandés, desde la soledad de la pareja, con sus múltiples ventajas y algún inconveniente
Lo primero que hacemos al levantarnos, es ir a recoger el coche, que por supuesto, por estas altitudes se circula al revés, así que primera sorpresa, como lo llevaremos?, pues después de recorrernos toda la isla, más de dos mil kilómetros y por carreteras tercermundistas, que andan justos para pasar dos ciclistas, pues he de decir que no tuvimos ningún contratiempo y llegamos a todos los lados perfectamente, con mi gps particular, con voz femenina, y se llama María, un diez para ella.
Recogiendo el coche, en la empresa Budget, he de decir que no hubo problema con ellos, lo recogimos en Dublín y lo dejamos en el aeropuerto.
Nos dirigimos hacía el sur de Dublín, a los jardines de Powerscourt House, un fabuloso palacio con unos jardines espléndidos, cuidados y verdes, verdes, lo que esperábamos ver. También tiene un jardín japonés que es un encanto, para perderse.
Aquí, en la entrada a los jardines
En el estanque, con la fuente y el palacio al fondo
En el jardín japonés, un espacio verde y encantador
En la parte final del paseo, una puerta muy curiosa, que va con la perspectiva de la vista, y te da una sensación de profundidad, magnífica. Y al otro lado, pues mi amor entre flores
Posando en el invernadero de los jardines
Esta es la panorámica desde las escalinatas de bajada a los jardínes, con las montañas al fondo
Y este es el tapete que se ve a la entrada principal del palacio, que hace las veces de campo de golf
Una vez visto, este maravilloso paraje, nos vamos hacia otro no menos bonito, a Glendalouch, en el corazón de las Wicklow Mountains. Allí primero vemos el Upper Lake o lago superior, que es esta panorámica que se aprecia en la siguiente fotografía, donde comemos, un bocata con jamón y queso llevado desde la península, y es que el presupuesto estaba limitado
Arrímate cariño, que salimos en la foto
La verdad es que por variedades de árboles no era, ramas resistentes como troncos
Vimos alguna cascadita, y recorrimos el río, jugándonos el tipo en algún paso de árbol curioso, y perdiéndonos por la espesura verde y es que hacía un fresquito que daba gusto
Vamos dando un paseo desde el lago superior al inferior, donde a las orillas de dicho lago encontramos una antigua ciudad monástica, que esta en ruinas. Una curiosidad, en esta foto, debido a que estábamos un poco lejos de la cámara, el retardo de la foto casi no daba tiempo y tuvimos que repetirla hasta cuatro veces, era un show, ver las caras de la gente al pasar, nos echamos unas risas
Dos instantáneas del monasterio, con las típicas cruces celtas y la torre cilíndrica
Después de esto, nos fuimos dirección Kilkenny, donde nos alojamos esa noche, no sin antes circular por la Wicklow Gap, una especie de circuito por las Wicklow Mountains. Este poste indica un camino de un santo, una especie de camino de Santiago irlandés
En estos parajes, se rodaron algunas escenas de Braveheart, imaginaros a Mel Gibson, corriendo en taparrabos por aquí, fresco, fresco
Y aunque parezca mentira, pasamos por la oficina postal de Hollywood
Y entramos en esta iglesia, que desde la distancia ganaba mucho. Además aquí, también otra anécdota con la cámara, la pusimos para hacernos una foto y una ráfaga de viento la tiro al suelo, con lo que casi nos quedamos sin cámara, tuvo algún pequeño golpe, aunque tras unos retoques funcionó el resto del viaje sin problemas
Ya antes de llegar a Kilkenny, vimos un dolmen, en el que cuando llegó, hay tres mujeres (o mejor llamemóslas brujas), que estaban haciendo fuego y conjuros, fue para verlo
Sin más paradas, llegamos a Kilkenny y nos ponemos a buscar alojamiento. Al final conseguimos una posada agradable, aunque en una calle un poco lúgubre. Pensamos que no estaba mal, pero al finalizar el viaje, vimos que fue de las casas menos lujosas de las que estuvimos. Tras conseguir la casa, nos vamos a cenar al pueblo y verlo un poco por la noche. He de decir que saliendo de las grandes ciudades, la vida nocturna irlandesa pierde muchos enteros, algún pub para tomar alguna cerveza y poco más. Aunque con las palizas que nos metimos tampoco teníamos ganas de mucho más. María si que por ella, hubiese disfrutado de la música irlandesa en directo, día si y día también.
Al día siguiente, visitamos Kilkenny, empezando por una visita a la iglesia de la ciudad, pero con el estómago lleno, tras un buen desayuno
Se nota que madrugamos un poco, la calle desierta, pero se ve un poco el estilo de construcción rural irlandés, casas de 2 alturas y bastante coloridas
Pasamos el puente y nos dirigimos a visitar el castillo, que por suerte para nosotros coincide con la el día de los museos y nos ahorramos la entrada
Este es el patio trasero del castillo, una inmensidad de hierba verde, recién cortada, una tapete perfecto para haber jugado un partidito
Esta foto, pirata y prohibida también, nos muestra el interior del castillo, la sala principal donde se realizan las celebraciones
En la entrada principal del palacio, con la fuente a tope
Después de ver el castillo, nos damos una vuelta por el pueblo, entramos al Market Cross, o plaza de abastos, y allí aprovechamos para hacer alguna compra
Y aunque parezca lo contrario, tuvimos que ir al coche para continuar el camino
Ahora si cogemos el coche, por si no os lo creéis que se circula por la izquierda, aquí tenéis una muestra
Nos dirigimos a Cork, donde paramos con una visita exprés, debido a la fuerte lluvia que nos rodea, vemos la catedral y una visita turística desde el coche, viendo el puerto y muy por encima la zona centro.
Nos buscamos otra alternativa para no perder la mañana, para quitar el miedo al volante, y nos vamos al Blarney Castle, un recinto con muchos jardines y un castillo en ruinas, donde el encanto esta besar una piedra que esta en lo alto de la torre, para que te de suerte. Llegamos y ya no llueve, jarrea, por lo que salimos un momento del coche para ir a la recepción y nos dicen que la entrada cuesta 13 euros. Con las mismas y diluviando buscamos otro plan alternativo. Nos dirigimos al puerto de Cork, una población a pocos kilómetros que esta en la costa, Cobh
Como veis casi todas las carreteras bonitas, pero estrechas, muy estrechas
Llegamos a Cobh y gracias a Dios, ya no llueve, aunque amenaza, aparcamos y nos encontramos amarrado este pedazo de crucero
Aquí un monumento a los emigrantes de la ciudad, que en otra época tuvieron que emigrar a América
Es un pueblo precioso, en el que merece la pena callejear, con todas sus casas, cada una de un color, que le dan encanto al paseo marítimo
Subimos a su catedral, que esta en una loma del pueblo
Y que me decís de esta hilera de casas, que van haciendo escalones de colores
Una vez visitada Cobh, con un gran sabor de boca nos vamos hasta Kinsale, un pequeño pueblo pesquero, en el que disframos de un pequeño paseo por sus calles
Donde por si acaso, no pedimos setas, no fueran a ser alucinógenas, y no nos separamos del teléfono por lo que pueda pasar
Las calles y casas siempre muy coloridas, que para gris ya esta el tiempo
Vista desde el puerto
Nos lo pensamos, el coger una bicicleta digo, pero el tiempo no era el adecuado
Desde aquí, nos dirigimos hacía nuestra siguiente experiencia buscando alojamiento, en Killarney. Una casa muy agradable.
Todo este recorrido es por la parte sur de la isla, ya estamos en el extremo sudoeste
Al día siguiente, lo dedicamos casi en exclusiva a recorrer todo el Ring of Kerry, que es una ruta atravesando la península de Iveragh, donde divisas numerosos acantilados y lagos y esta en el sudoeste de la isla, en el plano concretamente de los tres salientes, el del medio
Asomándonos al Atlántico, con la península de Dingle de fondo
A mitad de recorrido, tenemos la opción de visitar la Valentia Island, y no lo dudamos, para allí que nos vamos
Desde el puente que cruza a la isla Valentia, se divisan The Skelling Islands, que es un hábitat propicio para divisar gran número de aves y famosa también para realizar submarinismo por su diversidad marina, aunque el agua tiene que estar fresquita
En el extremo de la isla, vemos una cantera, con sus vagones y raíles antiguos, aunque no acabamos de saber que extrae la cantera
Los acantilados son numerosos a lo largo de toda la península, aunque en este caso concreto tienen un lugar bien montado, en el que aparcas, te cobran la correspondiente "cuota" y andando llegas a estos acantilados, comidilla para "guiris", como nosotros que fuimos directos
Subiendo un puerto, se ve Valentia Island al fondo, con todo el valle verde y los acantilados que se intuyen a la izquierda. La bajada de este puerto al otro extremo es de cuidado, no me gustaría quedarme sin frenos en esa bajada, sinuosa y estrecha
Y por fin, también hay playas, pero aunque me quede con las ganas el día no acaba de acompañar para darse un chapuzón, aunque disfrutamos un rato, ya que comimos aquí
Desde la playa, subimos a un viejo fuerte circular, ya abandonado y un poco deteriorado, aunque las vistas que hay desde aquí merece la pena contemplarlas. Y lo que no tiene precio es ver a María haciendo el fuerte
O a mí intentando conquistarlo
Llegamos a una bifurcación de caminos, y nos juntamos los que realizamos el Ring of Kerry completo, con la gente que realiza solo la ruta de los lagos de Killarney, desde las alturas hay una buena panorámica
El viento reinante toda la jornada, fue intenso, hasta tuve que sujetar a María, que sino se cae
Ya una vez en los lagos, vemos la Torc waterfall
Paseamos entre sus bosques y árboles milenarios, llenos de musgo, que le dan un color verdoso
Como no puede ser de otra manera nos encontramos con multitud de tréboles, así que vamos teniendo tanta suerte últimamente
En este agradable paseo, nos encaminamos hacia Muckross House, donde se puede ir tranquilamente en carros de caballos, pero como nosotros somos duros, vamos andando
Aunque cuando llegamos vemos este tapete en la entrada de la mansión y no te puedes resistir a descansar un poco
El descanso ha sido efectivo y hemos recuperado energía, así que a saltar, que hay que disfrutar de esta maravilla
Las dimensiones de los árboles, la verdad es que te sobrepasa, no somos nada
Como ya es tarde, no visitamos la mansión, pero acertadamente nos dirigimos hacía la abadía derruida de la propia mansión, y la verdad es que es impresionante, todo galerías, reformas, arcos, naves sin techumbre, un sitio perfecto para visitar, pero que en un futuro seguro que hay que pagar, ya que estaban en obras
Te puedes meter por todos los rincones
La vista desde fuera es preciosa
Y si te alejas un poco, aún gana más, con esas tupidas colinas verdes
Y ya llegando otra vez al coche, nos permitimos un descanso, para continuar camino hacia Ennis, una ciudad muy próxima a los Cliffs of Moher, los acantilados para mañana
En Ennis, encontramos esta casita para alojarnos, un sitio totalmente recomendable y con un trato muy agradable, la verdad es que la gente se vuelca en hacerte la estancia perfecta, y lógicamente como todo en la vida, unos lo consiguen mejor que otros, aunque se agradece el interés puesto
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