Comenzamos el sexto día, con ilusión, ya que hoy vamos a ver un paraje espectacular, o eso nos ha comentado toda la gente con la que hemos hablado
Nos dirigimos a los Cliffs of Moher (acantilados de Moher), que por suerte, madrugamos un poco y fuimos de los primeros en llegar y eso nos ayudo a no tener a toda una multitud de gente por todos los sitios, y es que ya lo dice el refrán, "a quién madruga, Dios le ayuda"
En primer término, llegamos a la torre de O´Brien, que sirve de mirador a los turistas que quieran subir. Aquí se llega tras dejar el coche en un parking, pagando una cuota de unos 8 €/coche, vas a un centro de visitantes y por unas escaleras a mano derecha, llegas a esta zona de acantilados
Si del centro de visitantes te diriges a la izquierda, ves estas impresionantes vistas de los acantilados, que tienen desde 120 metros de altura hasta los 214 metros en su punto más alto, y tienen una longitud de 8 kilómetros
Recorriendo la senda principal, llegas a estos letreros, que te prohíben la entrada, bajo tu responsabilidad. Esta imagen esta sacada a la vuelta, pero cuando fuimos nosotros fuimos los primeros en acceder y estuvimos un buen rato, otros dos turistas más y nosotros si accedemos o no, ya que no se veía a nadie, pero como todo, en cuanto pasó uno, los demás todos detrás. Si vais algún día no dudéis en saltar la valla, no os arrepentiréis, es el lugar con mejores vistas y más salvaje de toda el camino, ya que la parte visitable lógicamente tiene que tener una mayor seguridad, aquí en cambio puedes estar al borde mismo del abismo
Una vista hacia la torre O´Brien y otra hasta donde llegamos hacia el otro extremo. La idea era llegar a la torre que se ve abajo, pero llevamos andando casi una hora y media y todavía queda muy lejos, y luego hay que contar con la vuelta, que es por el mismo camino
Realmente impresionante, no puedes dejar de sacar fotos y disfrutar de las vistas, un sitio con encanto
Donde el amor no puede faltar
Con un punto de pena, llegamos al final y abandonamos este lugar, para dirigirnos al Burren y transitando por la zona, visitamos la cueva natural más larga de Europa, The Aillwee Cave. Es un recinto preparado para las visitas turísticas, con exhibición de cetrería, la cueva..., pero la entrada era cara, por lo que para mi gusto no merece la pena parar a visitarla
Esta es la entrada a la cueva, que te hacen la visita por la zona roja, ya que algunos tramos de la cueva más adelante, están inundados
Alguna zona de la cueva, donde caían chorros de agua por todos lados, y la salida con osos intimidando, y es que esta cueva fue una morada de osos en el pasado
Después de visitar el interior de la cueva, salimos al exterior a ver las curiosas formas de la piedra
Y sus curiosos habitantes, con buenas vistas al mar. Eso sí, el cabrón, que no era una cabra, no me quitaba la vista de encima, por si tenía que embestir
Abandonamos el Burren, y de camino nos encontramos con algún castillo, pero llegamos tarde y ya no se puede visitar, por lo que continuamos carretera hasta Galway
Galway, es la ciudad universitaria de Irlanda, dinámica y juvenil, por esa población universitaria fundamentalmente.
María posando, cual sirenita, en la desembocadura del río Corrib, que atraviesa la ciudad por el medio
De fondo, la Catedral de la Asunción y San Nicolás, y las características cubiertas del norte de Europa
Callejeando por la ciudad y sin plano, ya que llegamos tarde y estaba todo cerrado, nos encontramos con la universidad, el rincón que más nos gustó de la ciudad, con los edificios llenos de hiedra, el césped recién cortadito, un lujo para los universitarios
En el patio interior de la universidad
En la puerta principal, así da gusto ir a la universidad, no en Burgos
Y aquí dialogando con los eruditos de la ciudad
Al día siguiente visitamos el Connemara National Park, todo ello al oeste de Irlanda, impresionante parque nacional, que por cualquier lado que mires ves agua y verde
Nuestro octavo día amanece nublado, con pinta de que lloverá, pero antes de que llueva visitamos Donegal de día y volvemos a ver lo mismo que la noche anterior.
Aquí una vista del río, con el castillo al fondo
Continuamos camino hacia el norte, nos alojamos en la frontera con Irlanda del Norte, para no cambiar moneda, aunque como es pronto hacemos una incursión a (London)Derry, no sin antes pasar por el fuerte Grianan de Aileach, desde el que se ven estas vistas
Lagos por todas partes. Aunque el día no amaneció con toda la claridad que deseamos, al final el día aguantó bien, alguna gota pero nada irreversible
Como no, también vimos ovejas irlandesas, y esta era curiosa. Eso sí, este el paisaje ideal para pastar, el auténtico hotel de lujo para cualquier ganado ovino
Y para los caballos, mira que tranquilo estaba este, María no tanto
Seguimos camino, por unos paisajes increíbles, hasta que llegamos al plato fuerte del día, la Kylemore Abbey. Solo con llegar a sus inmediaciones y ver la mansión al borde del río te impresiona, fue una de las cosas que mejor gusto de boca me dejo de todo el viaje
Foto de monje a la orilla del lago y vista interior de la mansión, hoy en día en posesión de una congregación de monjas, a la que se los cedió el propietario anterior al morir su mujer
Tras ver la mansión, vamos a ver la capilla que construyó el anterior propietario en honor a su mujer, al igual que el panteón. La verdad que una cucada de capilla
Posteriormente, vemos los jardines de la abadía, que también contaba con su propio huerto, del que se alimentan las monjas, y estaba cuidado al máximo detalle, una gozada disfrutar de estos jardines
Esta foto, me encanta
Seguimos camino por el Connemara National Park, dirección a Donegal que es donde pasaremos la noche, y nos escontramos con estas cascadas, las Aasleagh falls
En un lateral del puente, el salvavidas por si hace falta, nosotros afortunadamente solo lo utilizamos para la foto
Hacemos una parada intermedia en el pueblo costero de Westport y vemos un puerto un poco abandonado, no nos entusiasmo el pueblo, por lo que la parada fue rápida
Llegamos a Donegal y tras encontrar casa, que nos costó más de lo habitual, ya que según avanzabas hacia el norte de la isla, la oferta de B&B era menor, nos damos un paseo nocturno por la ciudad, visitando su casco antiguo, su Diamond place y su castillo, aparte de estas iglesias iluminadas
Y esta era la casa, la verdad que la oferta no era muy amplia, pero he de decir que la mejor casa en la que estuvimos, una casa con vistas a la bahía de Donegal, impresionante, aunque para bajar al pueblo hacía falta el coche
Las vistas desde la habitación
Nuestro octavo día amanece nublado, con pinta de que lloverá, pero antes de que llueva visitamos Donegal de día y volvemos a ver lo mismo que la noche anterior.
Aquí una vista del río, con el castillo al fondo
Y os presento el castillo de Donegal, que no visitamos ya que sino se nos va a hacer muy tarde
Sin perder más tiempo nos vamos a los acantilados de Slieve League, los más altos de toda Europa, aunque aquí el día empieza a empeorar y comienza a llover, por lo que cogemos los chubasqueros y el paraguas y vemos todo esto
Con cara de frío
Después de ver los acantilados, nos dirigimos al Glenveagh National Park, donde nos encontramos saltos de agua, en alguno de los innumerables arroyos de la zona
Nos encontramos con alguna casa con tejado de paja, pero como yo no soy el lobo, no puedo tirarlo
Y llegamos hasta el Glenveagh Castle y sus jardines.
Subimos hasta el mirador de la reina y vemos el castillo con el lago que esta a sus pies
Divisamos el castillo desde abajo
Y desde arriba, que como tiraba viento, había que agarrarse
Los jardines son espléndidos, aquí el corredor principal hacia el castillo
Asomándome al mirador que preside el jardín trasero del castillo
Donde lo vigilan guerreros de otras tierras y épocas
Y que nos deja esta magnífica vista
Al lago era enorme, al que había que acceder con un minibus al interior, para visitar el castillo y los jardines
Continuamos camino hacia el norte, nos alojamos en la frontera con Irlanda del Norte, para no cambiar moneda, aunque como es pronto hacemos una incursión a (London)Derry, no sin antes pasar por el fuerte Grianan de Aileach, desde el que se ven estas vistas
Este fuerte esta mucho más cuidado que el vimos en su día por el Ring of Kerry.
Aquí María en el centro del ruedo
En las escaleras de acceso a la parte superior
Y en la pasarela de acceso al fuerte
Ya anocheciendo llegamos a Derry, ya en Irlanda del Norte, con sus murallas e iglesias
Una iglesia con los adornos florales continuos por las calles
Mimetizándonos con el entorno
Desde allí, volvemos otra vez a dormir a Irlanda, a unos 15 km de la frontera, para al día siguiente disfrutar de una de las cosas que más me impresionó en Irlanda y fuera de ella.
The Giant´s Causeway (la calzada del gigante), unas formaciones muy curiosas, son columnas hexagonales de basalto, debido al enfriamiento rápido de lava. Las leyendas irlandesas cuentas historias de gigantes, a lo cual se debe el nombre
Aquí María en la silla de la reina. Influyen mucho la marea, cuando llegamos la marea estaba baja y se veía muy bien todo, al irnos ya había subido y casi dejaba este lugar rodeado del mar
En un momento, llego una tormenta increíble del mar, se agitó el viento, sopló con gran fuerza y en cuestión de dos minutos nos echó literalmente la tormenta encima. Todos corriendo para resguardarnos en algún rincón, pero nos dejó estampas como estas
Aquí en el acordeón, un paraje con columnas altísimas, y que prácticamente gravitaban sobre el acantilado y al lado la zona de las chimeneas
En la parte inicial del recorrido, aquí ya te empiezas a hacer una pequeña idea de lo que verás más adelante
Vista desde el paseo superior, la zona donde están conservados las mejores columnas y mejor se ve su geometría, quedando a la izquierda la silla de la reina, que es el montículo que se aprecia
El paso que han abierto, para que cruce el camino
Conquistando la silla de la reina y María con el ojo del gigante
Dándole un puntapié a la bota del gigante, que se fue corriendo y la dejó abandonada aquí
Y aquí se ve la dimensión del ojo, que demuestra que tuvo que ser grande el gigante de estas tierras
Seguimos recorriendo la costa norirlandesa y vemos alguna ruina de algún castillo al borde del acantilado
Y alguna playa cautivadora, aunque con lo fresca que esta el agua y el viento que hace, aquí no hay aglomeraciones como en Benidorm o Salou, toda la playa para uno
Divisamos la isla de Carrick, lo curioso de esta isla esta en su único modo de acceso, mediante un puente realizado con cuerdas, de ahí le viene el nombre Carrick-a-Rede
Tiene una longitud buena y si coincides con alguna persona más, se mueve que da gusto
Si se rompen las cuerdas, acabas unos metros más abajo en una playita reducida, pero prefiero no verme en la situación
Alejándonos un poco, vemos la perspectiva
Y la escarpada costa irlandesa
Vemos otro castillo en ruinas, y se puede merodear por su interior, el castillo de Dunluce
Las vistas magníficas, pero el frío que tiene que hacer no lo recomiendo
Con las mismas, cogemos carretera y nos dirigimos hacia el sur, para volver a Irlanda, y es que aparte de lo que hemos visto, Belfast no nos llama mucho la atención y tenemos que ir yendo hacía Dublín que las vacaciones se acaban
Paramos en algún pueblo que nos resulta bonito para descansar un poco
Y llegamos hasta Drogheda, para pasar nuestra noche en B&B.
Drogheda parece un pueblo muerto cuando llegamos, incluso nos resulta difícil encontrar un sitio para cenar, a pesar de tener alguna cosa que ver y ser el pueblo más grande la zona
Y nos despertamos el último día en Irlanda, para lo cual vamos a ocupar el día en la zona centro de Irlanda, en el interior y los alrededores de Dublín
La primera visita es a las ruinas de Monasterhoice, con sus gigantescas cruces celtas
De aquí, nos vamos a las ruinas de la abadía de Mellifont, unas ruinas muy curiosas y una agradable sorpresa
Con la zona de lavadero
Donde los antiguos monjes, se lavaban las manos.
Lo dicho, una sorpresa, ya que nos esperábamos cuatro piedras y en realidad era lo que había, pero estaban muy bien puestas
Después de ver esto, nos dirigimos hacía los enterramientos del complejo de Brú na Bóinne, de Newgrange, el más grande y mejor conservado, y los de Knowth, que estaban en lo alto de una colina y también merece la pena una visita, ya que te explican como se realizaban y para que servían anteriormente
Todos estos montículos los realizaban para enterrar a personalidades, mediante galerías y posteriores habitáculos, tipo egipcios, pero en primitivo
También hay zonas donde guardaban comida (fresqueras), y otras zonas
Luego bajamos a Newgrange, que es el enterramiento más famoso en Irlanda
Es similar a los anteriores, pero de mayores dimensiones
Con unas piedras grabadas, está en concreto es la mejor conservada de todo el recinto y esta en la entrada principal
También hay alguna zona de descanso terrenal, sin irnos al más allá
Está es la visión si nos alejamos un poco
Y esta es la visión desde el interior.
Lo curioso de la entrada, ya no es el estrecho corredor por el que accedes, sino la simulación que hacen en el interior, ya que te apagan las luces y simulan el momento del último rayo de sol en el equinoccio de invierno, y por una ranura y calculado al milímetro, es la única ocasión en todo el año que entra un rayo de sol en el interior del recinto, iluminándolo durante un corto espacio de tiempo.
Es una experiencia única, pero no recomendables para claustrofóbicos
Tras esta experiencia, nos vamos a unos pueblos costeros cercanos a Dublín
Empezamos por el pueblo de Malahide, famoso por sus playas y su castillo. La verdad que el pueblo tenía una vida muy movida, impropio de lo que nos ha rodeado en los últimos días, pero se nota que estamos en los alrededores de la capital.
Aquí con la iglesia comiéndonos un gelatto, y es que hace calor para lo que hemos tenido todo el viaje
Como en todos los lugares el césped esta cortado al ras y muy bien cuidado, una gozada
Y de allí nos volvemos para Dublín, ya que al día siguiente de madrugada cogemos el vuelo de vuelta a Santander, pero no nos podemos ir sin antes volver a disfrutar de la música en directo irlandesa, por lo que nos dirigimos de nuevo a la zona de Temple y en el pub The Quay, gozamos con la música y nuestras últimas pintas en estas tierras.
Solo decir, que hasta la fecha es el viaje que más me ha marcado y en el que más disfrutamos